jueves, 23 de octubre de 2008

Con el.

Cierto día me dirigía con un asesor inmobiliario (asesora, para que mentir) a ver una villa para darle una opinión de valor. Bueno, me dijo que era en la Carretera Escénica ir por ahí no supone problemas, es completamente lo opuesto a muchos otros lugares del puerto, (cof cof cof Sector 6 cof cof cof).

Ya en el camino la asesora con la que iba, disminuyo la velocidad, en plena carretera escénica, si bien no es una vialidad de alta velocidad, los taxis colectivos que son muchos los que transitan por ahí le dan un plus muy especial y que además ayudan a que el cuerpo fácilmente pueda dar descargas de la tan agradable adrenalina.

Resulta que a la fulana esta se le olvido donde se encontraba la propiedad que tiene en venta. Alegaba que un día antes fue a colocar gallardetes, pero que ella no iba manejando, y que por tal motivo no se fijo por donde se entra al Condominio, le pregunte como se llama el Condominio y tampoco sabe, lo único que pudo decirme es que se llamaba la Villa Blanca, y que hay muchas villas en el conjunto y tienen una alberca en medio. Vaya, como no hay Conjuntos condominales en Acapulco con esas características… En fín, me puse a nombrarle todos los nombres de los condominios de la zona…

“¿Guitarrón?” – Le pregunte, me dijo que no.

“¿Brisamar?” – Le pregunte, me dijo que no.

“¿Las Brisas?” – Le pregunte, me dijo que no.

“¿La Cima?” – Le pregunte, me dijo que no.

“¿Los Celajes?” – Le pregunte, me dijo que no.

“¿Pichilingue?” Diamante, – Le pregunte, me dijo que no.

“¿Quinta Real?” – Le pregunte, me dijo que no.

“¿Vistas Al Viento?” – Le pregunte, me dijo que no.

“Espera” –Me dijo. “¿Cómo dijiste, Puchirulo Diamante?”

–No, Pichilingue Diamante.

“Ah, ahí es a donde vamos, ¿Esta por aquí no?...

–“Mmm, nop, aquí es ya estamos en Granjas del Marques, (¡No mames!, ya estábamos por Walmart Diamante) Pichilingue Diamante lo pasamos como hace 10 minutos…” Asi que ahí vamos de vuelta….

Ya una vez estando allá en Pichilingue Diamante, oh sorpresa, olvido el oficio de autorización para el acceso… No queda de otra, de regreso a la oficina por el oficio. Ya con el oficio, reanudamos la travesía. Aun avisándole que la siguiente es la salida para el condominio… Se paso. Fuimos a dar la vuelta hasta la glorieta de Puerto Marques. Ni bronca, ya llegando a la altura de Pichilingue, esta se cruza de una manera muy ruda, con decir que el auto que venía atrás de nosotros, en el otro carril quedo paralelo a nosotros, y pues se le vio enfadado al conductor y algo dijo. La asesora, bajo el cristal y le pregunto:
“Disculpe, ¿Qué me dijo?” y ya con el cristal abajo claramente escuchamos:
“VIEJA PENDEJA”.

Por fin llegamos, estamos ya en la entrada al condominio, en la pluma de acceso nos recibe el vigilante, no saluda, nos pide el oficio de acceso, y amablemente le pregunta a la asesora:

“¿A dónde se dirige? –Pregunto, tomando nota.

“Ahhh, este, vamos a la Villa Blanca” –Acertó a responder.

“Villa Blanca, mmm será Villa Blanquita… Se va derecho, en el primer cruce toma la calle de la derecha, hasta cruzar el puente, las villas son las de la izquierda” – Ok, yo entendí, ella se quedo como que apendejada, y eso que ella ya había ido un día antes…

“Otra cosa más, ¿Ahí con quien va? –Le pregunto el vigilante para poder tener el antecedente. Y bueno, ahí lo dejo a tu consideración: ¿Es acaso pendeja?, lo pregunto por, que más o menos, sin quitarle ni ponerle, respondió:

“A pues con el…” –Y me señalo…

Asi estuvo el recorrido...

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