Lucha libre.

Lucha libre Triple A (el tipo detras de mi no puede ver).

Hacía rato que no asistía a una función de este, al que denominan entretenimiento deportivo. Llegue muy temprano, la verdad no sabía a qué hora empezaba el show, y además, aun no había comprado boletos, siendo que habían estado a la venta semanas antes. Llegando a la taquilla fue mi sorpresa que solo quedaban los boletos más caros, ¿No se supone que los boletos más caros son los mejores? En fin, compre mis boletos y me hice de mi respectivo programa. Válgame, la función empieza a las 8:30, y yo había llegado a las 6. Ni modo, decidí darme mis vueltas por ahí a ver que encontraba; un fila super exagerada. Sin nada que hacer por el momento me puse a hacer fila. Ya que iba llegando a la entrada. Me cambiaron de fila, me mandaron a la fila VIP, que era otra fila más o menos igual de larga…

Por fin después de un rato, nos dejaron pasar. Pues tan mal lugar no me toco, justamente me toco junto al andador de los luchadores y el ring me quedaba justo al frente (como a todos, ya que es tipo coliseo). Como eso de las 9 empezó, y empezaron los gritos, porras, mentadas de madre.

-“Aquí si grito, no como en casa…” –Pensé, pero no grite, porque me dio pena, a mi lado se habia sentado una chava, guapa, muy guapa, seria, así como intimidada por el alboroto que tenia la mezcolanza socioeconómica que había en el lugar. Como que no cuadraba ella ahí, era como la ya muy choteada “rosa que crece en medio del pantano”. ¿Qué hacia ahí? Iba sola, no aparentaba ir o esperar a alguien. Aun así ella no perdía detalle a lo que sucedía en el ring (como yo, jeje). Me saque de onda, esa chava era muy, pero muy diferente a todas las que estaban en la arena, y me inquieto. No quise quedarme con la duda… ¿Qué hacia una chava como ella en un lugar como ese?... Y ahí voy a preguntarle, y justo antes de poder pronunciar alguna sílaba, ella en un grito me interrumpió, a todo pulmón ella dijo:

-“¡NO SEAN PUTOS! ¡SIN SILLAS HIJOS DE SU PUTA MADRE! ¡CULEROS! ¡COMO SON DE PUTOS CON TUS SILLAS! ¡UNO POR UNO, BOLA DE MONTONEROS!”…

Y pues bien, ante tal exclamación ya no me quedo duda de que es lo que hacia esa guapa mujer ahí...